Loquitos e indigentes saltillenses
Loquitos e indigentes Saltillenses. Jesús Humberto González de León.
Cuando las ciudades son pequeñas es fácil identificar quien es el borrachito, el ratero, el indigente o el loquito del pueblo. A medida que van creciendo esto se dificulta un poco mas. En Saltillo todavía tenemos varios indigentes o loquitos que son conocidos de los ciudadanos. Quizás los hayas visto. Uno de ellos es Raúl: chaparrito, moreno con el pelo engrasado, trae unas gafas oscuras que al parecer no se quita ni para dormir, y tampoco se separa de sus periódicos viejos, y te ofrece uno a cambio de una propina Dicen que Raúl fue inducido a las drogas desde joven.
Maria “Liachos”es una mujer regordeta de aspecto descuidado y con el pelo desaliñado, pero eso si, su cigarro no le puede faltar. Ella peregrina por la ciudad con un montón de ropas y cobijas que le sirven de cama para dormir en cualquier parte donde la noche la sorprenda.
Fito: anda bien vestido acostumbra rondar alrededor de tiendas de autoservicio y en la colonia Latinoamericana, fijando su mirada perdida en algún punto. Suele repetir frases como “Pedro Infante, Jorge Negrete. Pedro Infante, Jorge Negrete”
El difunto Adrián Rodríguez merece mención aparte . Recuerdo en mi niñez haberlo visto pintando en una pared de la calle de Victoria una UU que quería decir Universidad Universo. Adrián ese Quijote saltillense fue un loco muy conocido por sus ideas. Cuenta Ángel Sánchez en su libro “Universidad Universo”, que Adrián empezó su locura regalando todas sus propiedades, abriendo las puertas de su casa a los menesterosos y necesitados. Fue huérfano de padre desde niño y su madre lo acompaño hasta la quiebra en el despilfarro de una campaña publicitaria insólita. A los cuatro vientos y con holgura de recursos proclama la huelga electoral y el Frente Único de Ciudadanos no Votantes. Con el abstencionismo que había y sigue existiendo, Adrián hubiera ganado todas las elecciones. En nombre de los pobres, inventó el Banco Público, consistente en que a todo aquel a quien le sobrare el dinero lo tire a la calle y todo aquel que necesite dinero simplemente lo levante. En aquella campaña se hizo llamar a si mismo “Ciudadano economista Non”.
Otros loquitos son anónimos pero quizás algún día cometan una barbaridad que los lance a la fama. Tenemos el joven de la calle de Moctezuma casi llegando a San Lorenzo, que permanece gran parte del tiempo afuera de una casa saludando a los automovilistas. La loquita que se ríe sola, insulta a la gente que pasa a su lado, les da nalgadas o les arroja objetos. El viejito de sombrero que escarba en la basura mientras habla solo, y si te diriges a el responde con datos precisos de la revolución mexicana.
Todos estos personajes que deambulan por las calles de Saltillo, evidencian que las autoridades no saben que hacer con ellos, que falta dedicar mas atención al tratamiento adecuado de la salud mental, así como también hace falta lugares para atender a indigentes. Algunas de estas personas tienen una doble desgracia: problemas de salud mental y miseria. En ocasiones son detenidos por la policía , sobre todo a los que les da por aventar objetos a los carros. Después los tienen que soltar y nadie sabe que hacer con ellos. La razón de que los locos den miedo es por que no se sabe como van a reaccionar. Mas bien nos deberían dar lástima y tratar de que sean atendidos. Hay que recordar que de poeta y loco, todos tenemos un poco. jesus50@hotmail.com
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